2 de enero de 2012

Un nuevo año

Siempre que termina un año y comienza el siguiente, tendemos a hacer balance de lo que hemos vivido en los últimos doce meses, o pensamos en aquello que querremos llevar a cabo en los doce siguientes. Vivencias y promesas... o los propósitos rara vez cumplidos de año nuevo...
Y sin embargo ahí están, siempre presentes, de forma consciente o inconsciente.
Este año haré... o quiero hacer...

No soy una excepción. Tengo mis propósitos de año nuevo, ideas y proyectos que desarrollar, cosas por las que luchar, y destinos hacia los cuales dirigirme, en los doce meses que ayer comenzaron su cuenta. Estrenamos almanaque, estrenamos un año... y estrenamos desde ya (o casi desde ya) una vida un poco más nueva.
Al fin y al cabo, si de algo me siento orgulloso es de lo mucho que ha cambiado mi vida en el año 2011.
Ha sido el año de la liberación personal, y si bien me faltan un par de cadenas por cortar, puedo decir que ahora comienzo a vivir mi vida personal con toda la tranquilidad del mundo, sin secretos. Besaré a quien quiera sin importarme las miradas, tendré novio, o me casaré, con la tranquilidad de saber que las personas que me rodean saben y aceptan quién soy. Homosexual, y orgulloso. Las puertas del armario abiertas, el alma relajada, y la sonrisa pintada en el rostro.
Ha sido el año de las decisiones. Decisiones que al principio fueron duras, muy duras de tomar, pero cuya aplicación se resuelve de un modo sencillo dado el color que han tomado las cosas. Decisiones inevitables, desde el momento en que todo se ha tornado obligación, y cuando tan solo te ata al pasado una delgada línea de personas que te demuestran su cariño, frente a un mundo hostil de miradas, comentarios y reproches. A veces, el cambio debe estar en uno mismo, y si la vida se torna incómoda en un aspecto que escapa a nuestro control, no merece la pena seguir atado a la piedra que nos hunde un poquito más en el fango.
El año de mi consolidación como escritor, que si bien comenzó el mismo día que conocí a mis dos musas (Diana y Lydia), se afianza cada día que me creo y considero capaz de cumplir mis objetivos (propósitos de año nuevo), cada vez que escribo una palabra, o se me ocurren nuevas historias (esos proyectos que vienen). Proyectos de papel y tinta, y proyectos de celuloide. A saber, ya se dirán, mejor me callo...

Así las cosas, comienzo un año movidito... aplicar las decisiones, romper esas pocas cadenas personales... terminar mis estudios y sobre todo, vivir mi vida, sin secretos, sin verdades a medias... a mi modo y con buena letra. Y ya os seguiré contando, que se acerca el mediodía y es hora (mucha hora) de comenzar a aplicar esos propósitos de año nuevo.
¿Cuáles?
Ah, eso ya es demasiado personal.

Feliz Año Nuevo!!!

No hay comentarios: