11 de agosto de 2012

Volver a soñar

La vida del hombre adulto es compleja... tan pronto tienes todo el tiempo del mundo para realizar tareas que adoras, como te sientes obligado a llevar al vida que de ti se espera, rendirte a la realidad de un mundo que se desmorona, y arrimar el hombro aunque ello signifique renunciar a tus principios, y olvidar tus sueños...
A veces, la misma vida que antes amabas se vuelve tediosa, difícil...
No es para nada sencillo abrir los ojos un día, y, tras meditarlo con sumo cuidado, darte cuenta de todos los errores que has cometido en tu vida. Puedes ser un simple joven de veintisiete años, pero en esos veintisiete años has podido cavar tu propia tumba cien veces.
Eso, es lo que hice yo.
Dejé que súcubos, diablos y otros seres del averno me sedujesen con sus palabras, permitiendo que sus venenosos consejos hiciesen mella en mis decisiones. Y con ellos aferrados a mi alma, caminé errático por las lindes infestas que separan la vida que llevo de la que anhelo llevar. El volante de mi vida, zozobrante en mis manos, siendo dirigido por las mentiras y los malos deseos de brujas de rostro arrugado y plagado de verrugas.
He dejado que otros decidan.
Ahora me toca a mí.

Crecer no ha sido sencillo, pero parte de ese crecimiento ha de ser la toma de conciencia de la situación. Analizar los daños, buscar el mapa... y volver al camino del que nunca he debido desviarme... Porque, si sabes a dónde quieres ir, ¿por qué permitir que otros te digan lo que quieran?

He tardado mucho tiempo en darme cuenta, pero al fin... ahora puedo corregir los errores. No será sencillo, ni rápido... pero antes o después, me hallaré en casa, de nuevo. Una casa que no está aquí, sino allá. Un lugar construido en los sueños y los anhelos de un joven ratón de biblioteca con las manos empapadas en tinta.

Vuelvo a soñar. Y sonrío.

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