3 de abril de 2012

Noches en vela

A veces uno planea acostarse temprano, especialmente cuando sabe que al día siguiente, sonará el despertador temprano, como si no estuviese de vacaciones. Cierto es que sonará por gusto, ya que dedicaré la mañana a hacer unas compras y a tomar algo con mi musa Diana, pero el madrugar es el madrugar, y mucho más mañana, que tendré agujetas aseguradas después del ejercicio físico de hoy.
Esperar y desear, planear y ejecutar un cambio radical en mi vida, tenía que tener un precio...
La cuestión es que, aún con la certeza del madrugón de mañana, el sueño parece haberme abandonado a mi suerte. Ni el agotamiento de abdominales, saltos y carreras parecen poder con esta cabeza mía que no ceja en su empeño de torturarme con pensamientos que ya no tiene sentido pensar...
¿Dónde estás, oh, Morfeo, esta noche que tanto te necesito?
Se ha ido, me ha abandonado...

Y sin dormir, sentado sobre mi cama mientras tecleo estas palabras, con los ojos muy abiertos, convencido de mi propia fatalidad y consciente de que, siendo más de las 2 de la madrugada todavía no asoma el sueño, me atrevo a soñar despierto con el futuro que ya llega.
Un futuro en otra lengua y, posiblemente, más allá de ls fronteras de un país que es mí aún sin serlo.
Qué cosas, piensa uno, al pasar la noche en vela...

El sueño que tiene nombre y apellidos, un nombre y un apellido que no pienso desvelar.
Un sueño con Jack ondeando sobre su asta, mientras bajo sus colores yo bebo mi taza de té a las cinco, escribiendo en un teclado como este las historias que todavía están por contar...

Qué cosas piensa uno...

Keep calm ... and go to sleep, writer...