13 de septiembre de 2011

La Puta Vida

Quiero ser lo que soy, aún cuando serlo no sea lo que quiero. 
¿Tiene sentido lo que escribo? ¿Encuentra alguien lógica alguna en cuanto hablan mis dedos sobre el teclado? 
A veces pudiera parecer que lo absurdo se torna en cotidiano... 
Vivo disfrazado de irrealidad, vestido de mentiras, tocado por la oscuridad sombría del alma en pena y el espíritu errante. Mi vida sin ser la mía, sin ser la vida que debo vivir, por ser la vida que me ha tocado, me pertenece... mía, vida mía, mi vida. 
Siempre a merced de los deseos y las inquietudes de cuantos me rodean. Nunca soy yo, nunca siento, ni hablo, ni miro, ni pienso, ni deseo, ni anhelo, ni beso, ni acaricio, o digo, juzgo, hago y olvido... a mi manera. Nunca yo. Siempre ellos. 
Lágrimas. Vacías lágrimas de sudor y pena, de autocompasión, frustradas expectativas derramándose por mis ojos y cayendo ausentes por mis mejillas. 
La vida es un asco. Una mierda. Una puta sedienta, de carnes mortificadas y prietas, de muertes y tempestades aderezadas por la desvanecida idea de lo que debiera ser la felicidad. Humo entre los dedos, agua bajo el sol en el desierto. 
Quién en su sano juicio querría vivir, pudiendo estar muerto. Quién elegiría sufrir, pudiendo estar dormido en el tiempo... Blancanieves en su ataúd de cristal, aguardando un príncipe azul cuyas ropas, así es la vida, han desteñido bajo las nalgas sifilíticas de cuanta ramera encuentra en su camino. Quién querría... 
Me arde en los labios la mentira de vivir la vivida. La puta vida. 

En los albores del tiempo un hombre de manos torpes dibujó senderos. En los albores del mundo, llenó esos senderos de afiladas piedras, barnizando con venenos sus aristas. Qué maldad. 
Estoy muerto, soy un cadáver, putrefacto bajo las aguas de un lago de lodo verde y musgo. Las alimañas me acarician con sus resbaladizas pieles y muy pronto los carroñeros me devorarán. En su ataúd de cristal roto, la princesa del bosque sigue durmiendo. Menuda idiota. 

Mentir.
Llorar.
Sufrir. 

Nunca pensé que diría... ni que pensaría... ni que desearía... 
Más hoy lo digo... hoy, lo pienso... hoy, más que nunca, lo deseo... 

El mundo es un lugar cruel, donde solo aquellos que juegan sucio consiguen avanzar. Pisar cabezas, degollar gargantas, arrasar los cuerpos, destrozar las armas, partir los corazones. Vístete de negro, bebe una humeante copa de pura maldad, y cierra tu corazón en un baúl de siete cerraduras y ninguna llave. Sonríe, sonríe aunque lo que en verdad desees sea dar golpes, arañar pieles, beber sangre. Finge ser como se supone que quieren que seas. Y qué más da, si has vivido veintiséis años de mentiras. Y qué, si a nadie le importa, si todo se cae, si los pilares del mundo se derrumban. ¿Acaso importa? 
Maldad. Es la receta, la solución a tu problema. El remedio para vivir la puta vida, pues en el mundo oscuro, donde la ley es que no hay leyes, todo vale y vale todo. Y solo ganan, escúchame con atención, aquellos que nada tienen que perder. 

Trágate tus lágrimas de veneno, escóndete tras una máscara de aparente felicidad y piensa, adormecido, en el siguiente paso que vas a dar. 

*

La puta vida.
Y ya estoy harto.

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