La Hija de la Niebla

Reescribir la "Historia del Hombre Muerto" se ha convertido en una interesante aventura... y en un laberinto cuya salida parece alejarse con cada nuevo paso. Entre la alegría por ver cómo crece mi mundo y la ansiedad por cerrar esta larga historia, cada nuevo capítulo requiere un esfuerzo doble: por una parte, profundizar más en la historia y los personajes; por otra, y quizás debido a esto, la investigación del tiempo, la época y las tradiciones que rodean a los protagonistas.
Hoy, estas investigaciones me llevan a dos mundos muy diferentes. Y la responsable tiene un nombre: Ágatha.
El primero de los mundos que estoy explorando es real. Se sitúa al norte de Escocia, y, según tengo entendido, se conoce como la Isla de la Niebla (en realidad, es la Isla de Skye). Aunque mi novela no tenga una base demasiado realista, y aunque las distancias o las ambientaciones no sean lo más relevante para que la historia encaje, siempre es bueno tener algunas referencias. Cómo es la isla, qué flora abunda por allí, los nombres de algunas poblaciones... Incluso sus tradiciones, que en muchas ocasiones difieren ligeramente de las del país al que pertenecen.
El segundo de los mundos es, en cierto modo, etéreo. Hay quien cree que es real y hay quien cree que es fantasía pura. El mundo de las brujas. Ágatha es una bruja que sufre una serie de "problemas" que la llevan a conocer al protagonista de la novela. Investigar la posible realidad de esos problemas, sus causas e, incluso, su curación, puede alumbrar un poco el destino de esta pobre desdichada.
El mundo de las brujas no me es en exceso conocido (he leído mucho sobre Wicca, por ejemplo) pero la brujería de Ágatha es diferente. Sí, me tomaré mis licencias (es lo bueno de escribir ficción, puedes modificar las leyes y las normas).
Hoy, por tanto, es un día para la investigación. Al menos, es una mañana para la investigación. Por la tarde estoy liado pero, esta noche, el pasado de mi querida Ágatha comenzará a escribirse.
La historia de la Hija de la Niebla.