25 de junio de 2010

Get Carried Away (Sexo en Nueva York 2)

Se ha dicho que segundas partes nunca fueron buenas. Que, en ocasiones, una retirada a tiempo es mucho más elegante y acertada que seguir explotando a la gallina de los huevos de oro. Que las series de televisión adaptadas a la gran pantalla pocas veces salen triunfales.

Las cuatro chicas de la Gran Manzana han vuelto a hacerlo. Y, esta vez, no han necesitado "manolos" ni "quintas avenidas". Calzando babuchas (y tambien tacones, no se me alarmen), Carrie y compañía han tomado sus bártulos materiales y sentimentales, y han cruzado el mundo para perderse en los exóticos placeres del desierto.
Afronté esta película con una mezcla de expectación y miedo. Expectación porque soy un fan declarado de la serie original, así como de la primera película. Miedo, porque durante estas semanas desde su estreno, he leído tropecientas críticas negativas. Críticas que, leyéndolas con perpectiva, se jactan de originales cuando repiten el patrón ante cualquier película como esta.

Sí, "Sexo en Nueva York 2" no va a convertirse en la mejor película de la historia, ni siquiera estará en la carrera de los Oscar (si eso, el vestuario). Pero ¿acaso algún espectador entra a la sala esperando un dramón de impecable guión? ¡Es Sexo en Nueva York!
Voy a decirlo. ¡¡No me ha decepcionado en absoluto!! Al contrario, creo que las cuatro chicas recuperan su esencia, perdida en la primera parte. Samantha vuelve a ser Samantha, devoradora de hombres y menopáusica. Charlotte nos muestra su lado más... divertido. Miranda, por fin, se libera de las ataduras del trabajo y Carrie... bueno, Carrie siempre ha sido Carrie.
Con una retrospectiva a los primeros tiempos de nuestras cuatro chicas y una boda gay (muuuuuy gay) sorprendente arranca un metraje que, si bien extenso, se hace corto para los que sabemos con qué lente mirar la película.
¡Y es que uno de los encantos de las películas de Sexo en Nueva York son los pequeños homenajes a la serie! Un vestido (blanco, con estampado de periódicos), un secundario que se cuela un segundo en la pantalla... e incluso antiguos amores de la protagonista, hacen que los más fieles nos maravillemos y emocionemos, porque todos los detalles "secretos" sirven de puente entre una serie que amamos y una película que pretende (y consigue) homenajearla.
Una comedia divertida. Muchas risas, sexo... y desierto. ¡Es Sexo en Nueva York! ¿Quien dijo que segundas partes nunca fueron buenas?

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