25 de febrero de 2010

¿Sueños Rotos?

Corren las horas, se suceden los días y todo sigue igual. La inercia de mi vida se precipita lentamente hacia un fondo de barro y muerte. Los paisajes se borran, se desdibujan los rostros de aquellos que me rodean y un sabor amargo inunda mi boca.
Estoy harto.
La vida, puta vida, me ha derrotado una vez más.
¿Y a quién le importa? A nadie. Cada cuál con su vida y sus problemas. Cada quién con sus tribulaciones. Y yo solo, completamente solo, llorando en un rincón oscuro, que nadie me vea, que nadie descubra la debilidad del escritor.
Páginas en blanco se ciernen sobre mí. Cunde el desánimo, infectándolo todo. La tinta ha dejado de fluir. Vuelvo a ser un simple mortal, con sangre roja en las venas y la mente vacía de imaginación. Las musas se han ido. ¡Ay, de mí!
Escucho siempre la misma canción, absurda e insípida.
Y ya no puedo más.
No soy tan fuerte, no poseo una pócima mágica que me permita seguir luchando. ¡Me han derrotado! Y la vida, amarga vida, se termina.
¿Qué haré ahora con mi tiempo? ¿Qué, con mi destino? Si todo ha terminado, si las voces se han callado y la imaginación me abandona. Qué, si a nadie le importa mi destino, si ya nada me queda.
Me han robado un sueño, tal vez. Maldiciones que atan a mis musas, y yo no puedo liberarlas. Se hunden en el fango todas mis palabras, y, como el hombre muerto, mi vida cesa y mi luz se apaga. No quedará testimonio escrito de lo que un día fui. Mi existencia no es más que una huella en la arena. Y cuando suba la marea, las olas borrarán cualquier rastro de mi vida, de mi existencia. Y nadie podrá recordarme, porque nadie querrá hacerlo. ¿Quién querría recordar a un hombre, en vida muerto?

No hay comentarios: