17 de febrero de 2010

La noche del Cine Español...

La noche del domingo se entregaron los Goya en una gala presentada por Andreu Buenafuente. Sin cortes publicitarios y más ágil de lo habitual, el presentador aprobó con nota la difícil tarea de amenizar una gala de premios. Los que amamos estas galas sabemos que son largas y en muchas ocasiones aburridas.
En cuanto al palmarés… no hubo grandes sorpresas. “Celda 211” conquistó ocho premios, entre ellos Mejor Película y Director, Mejor Actor para el gallego Luis Tosar, Actor Revelación (Alberto Ammann) y guión adaptado.
Mi película favorita, “Ágora”, se llevó siete estatuillas, pero dejó con las manos vacías al mejor director español (Amenábar, que se llevó el de Guión Original junto a Mateo Gil) y la estupendísima Rachel Weisz (¿Por qué nominar a actrices extranjeras para dejarlas sin premio? Es absurdo).
Por lo demás… “El baile de la victoria” se fue de vacío, no así “El secreto de sus ojos” (que representará a España en los Oscar) que conquistó dos premios. Y sorprendente por absurdo el premio a “Slumdog Millionaire”, un año después que todos los demás premios cosechados por Boyle.
Volviendo a los discursos y presentaciones… El director de la academia, Alex de la Iglesia, había prometido un discurso (en palabras del locutor) épico. Sin embargo, no pasó de populista y sencillo, lo típico de estos premios del cine español. ¿La guinda del discurso? “Hay que competir con Hollywood”. ¡Absurdo!
Quizás pretendieron que la aparición de Pedro Almodóvar (de quién se había jurado y perjurado que no asistiría) fuera estelar y única. No pasó de sorprendente y anecdótica, y nos demostró una vez más que el director manchego es un experto mirándose el ombligo (ya lo dijo de la Iglesia en su discurso, aunque no mencionó nombres… “tenemos posters de ombligos en nuestras casa”). Me gustó más “la muerte” del presentador, sinceramente.
Mi revista favorita en el mundo siempre incluye preguntas sin respuesta… yo propongo algunas, después de tres años viendo esta gala en directo.
-¿Cuándo se van a dar cuenta de lo estúpida que resulta la “alfombra verde” y se rendirán al rojo, que es la alfombra del cine pese a quien pese?
-¿Por qué los asistentes a la gala están siempre tan pendientes de sus apariciones en pantalla, saludando y riendo al más puro estilo “paletos de pueblo”?
-¿Y por qué los actores y actrices parecían enfadados o aburridísimos, no sabiendo encajar en ocasiones las bromas simples e inocentes de Buenafuente?
-¿A alguien le hizo gracia lo absurdo de Rosa María Sardá? Parecía más bebida que graciosa…
-Y si hay que competir con Hollywood… ¿Por qué celebrar el triunfo de Penélope Cruz en los Oscar, o enviar películas para la categoría de Película Extranjera?
En resumen, los Goya son los Goya. Querer ser Hollywood odiando a Hollywood no es tarea fácil…

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