28 de febrero de 2010

Marion, Marion...


Noche de musical —por fin— tras una larga espera. Ya creía yo que tendría que ver la película en mi casa, cuando estuviese en alquiler o a la venta en dvd, cuando mi primo me ofrece ir a verla en la gran pantalla. ¡Cuánto se lo agradezco! Me refiero a la película Nine —obvio, puesto que es el único musical que hay, en estos momentos, en cines—. Y el resultado, al menos para mí, ha sido plenamente satisfactorio. Vamos, que me ha gustado mucho.
Debo reconocer que no iba yo muy convencido. Tenía unas ganas tremendas de verla, nadie se imagina cuantas, pero la opinión de mi cinéfila predilecta pesa mucho para mí, básicamente porque compartimos gustos. Los dos sabemos diferencias lo bueno de lo malo, al menos en el onírico mundo cinematográfico… Su opinión de este musical, que podéis leer en su blog, no invita precisamente a correr a la taquilla. Vamos, que a ella no le gustó. Sus palabras exactas, creo, fueron: “Una colección de divas”. Y sí, en eso tiene razón… una cantidad poco frecuente de divas del cine se pasean por la pantalla.
Así que anoche me senté en mi butaca con la esperanza de verme sorprendido y el temor a que los pronósticos de medio mundo se materializasen en una película pésima.
Veamos.
La historia, que muchos han criticado (alabando los números musicales) a mi me ha conquistado. Tal vez al ser escritor me resulte más sencillo, por no decir inevitable, identificarme con Guido. “Página uno, página uno, página uno… ninguna página”. ¿Qué escritor no se ha sentido enfermo cuando la inspiración resulta esquiva? A mi no solo me falta el aire, es que me quiero morir, cuando creo que se me han agotado las ideas. Especialmente ilustradora es la Obertura en la que Guido recibe la visita de todas sus musas, las mujeres que lo inspiran… en mi caso, puesto que me quedan un poco lejos y son demasiado inaccesibles —para qué negarlo—, lo que suelo hacer es ponerme sus películas. Vamos, que la historia, el argumento, me gustó.
No voy a negar que la película cojee en muchos momentos. Hay números musicales que no pegan, al menos en el momento en el que están montados, especialmente el número de Sophia Loren, “Guarda la Luna”, mientras Guido arropa y cuida a su amante… porque la canción habla del amor de la madre, de que ella estará ahí siempre, y no me encaja que se lo cante en ese momento. Quizás más adelante, cuando él está solo y hundido, habría encajado mucho mejor.
Otro problema es la aparición musical de Kate Hudson. Yo había visto y escuchado, en youtube, su canción “Cinema Italiano” varias veces. ¡Menuda sorpresa, desagradable, al verlo en pantalla! Bueno, no al verlo, sino al escucharlo. ¿Pero qué era eso? ¡La voz en cine parecía de camionero, grave y muy desafinada, mientras que en la versión que corre por Internet tiene una voz preciosa!
De la señorita Cruz prefiero ni hablar. ¿Es esta una actuación digna de una nominación al Oscar? ¿De verdad? ¿En serio? Dejémoslo ahí… que se me calienta la boca.
Extraordinariamente buenas son las interpretaciones de Judi Dench y Fergie. Que con ésta última no las tenía yo todas conmigo pero… Su número musical es el más vistoso, el más divertido y colorista de toda la película. Sí señor, ole por la señorita Saraghina.
Nicole Kidman es la Kidman, y ya está. Podemos criticar el bótox de su cara y todo lo que queramos, pero a mi no me desagradó en absoluto su aparición. Y su canción tampoco. Quizás sencilla en comparación con las demás.
Mención aparte merece la grandísima Marion Cotillard. ¡Ella es la película, qué duda cabe! Impresionante interpretación de la esposa traicionada y dolida. Impresionante. Emotiva. Sus dos números musicales son inolvidables… duros, poéticos y sinceros como ella misma. Ganadora de un Oscar, creo sinceramente que si alguna de las estrellas de esta película merecía la nominación, era ella. Me encantó, en la escena final, su discreta aparición.
Descubrí a Marion Cotillard en ese extraordinario cuento de Tim Burton, “Big Fish”. Claro, en aquel momento ni siquiera investigué su nombre porque el papel era pequeño, poco llamativo. Luego, reapareció en mi vida cuando se llevó el Óscar y entonces, decidí investigar un poco… ahora estoy viendo sus películas que, por el momento, no son muchas. ¿Y queréis saber una curiosidad? De repente, en plena crisis creativa, la veo. La veo. Quien quiera, puede entenderme. La veo.
En fin. Que yo me pasé dos horitas buenas en el cine, disfruté de la película, olvidando que en la esquina superior derecha de la pantalla había una mancha…

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