15 de diciembre de 2009

Ilustrando los guiones

He comenzado una serie de cursos breves para mejorar todas mis capacidades en el mundo de la creación literaria. ¡Es increíble la cantidad de facetas que puede —y debe— poseer un escritor! Sobre todo, un escritor que no quiere encasillarse en un estilo o un género concreto.
Por ahora, estoy tomando unas clases a distancia de guión cinematográfico y para televisión. Es muy interesante y más sencillo de lo que esperaba. Me habían dicho que el guión de cine tenía que incluir toda una suerte de términos muy técnicos (planos, cortes, etc.) pero resulta que no es para tanto. El guión es muy similar al de una obra teatral, aunque con unas especificaciones más concretas sobre posiciones, dejando muy claro qué es lo que vemos.
El segundo curso que empezaré en breve es de ilustración. No parece que tenga mucha relación con la literatura, ¿me equivoco? Pues la tiene.
Siempre me han apasionado los libros infantiles bien hechos. Esos libros en los que aparecen escenas preciosas, con detalle y de edición cuidada. Tengo un montón de cuentos infantiles escritos y otros muchos guardados en mi mente… Sé que las editoriales cuentan con plantillas de ilustradores excepcionales, pero a menos que se me dé realmente mal (muy posible, dado que mis dibujos en este momento no son más que monigotes), tengo una visión muy particular de los dibujos que deberían ilustrar esos cuentos.
Hay más cursos que estoy estudiando, pero esos dos son los esenciales. No hay ninguno de “estilo” o “creación” porque me parecen absurdos. Que nadie se ofenda, pero si uno no vale para la escritura, es inútil tomar mil cursos para aprender la técnica. Sencillamente porque en esta profesión, la técnica no se aprende, se adquiere con el tiempo. Eso, al menos, es lo que creo yo.
Quizás en el caso de la ilustración sea lo mismo, pero tener unas nociones me servirá para guiar a los profesionales para la creación de los dibujos más adecuados, aquellos que tengo en mente.

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