23 de diciembre de 2009

El Gordo y la Nochebuena.


¡Ha llegado la Navidad!
Quizás sobran los signos de exclamación…
Venga, no voy a ser mentiroso. Me gusta la Navidad. Es cierto que, a medida que crecemos, se pierde mucho el espíritu de esta celebración, pero me sigue pareciendo una época del año entrañable. Es muy posible que mi querida ahijada tenga mucho que ver en esta ilusión renovada.
Ésta es la época de la infancia, de los más peques de la casa. Regalos, cabalgatas y hombres gordos vestidos de rojo son los protagonistas de una ilusión que se renueva cada año. Luego, cuando la fantasía se torna en verdad, la cosa cambia. Pero ¿nadie añora esa inocencia de la niñez?
Yo recuerdo con nitidez mis primeras navidades, cuando me metía en cama muy temprano —porque los Reyes Magos saben si estás dormido o no— e intentaba dormirme lo más rápido posible… sin conseguirlo, claro. Recuerdo que me levantaba muy temprano, antes del amanecer, para descubrir los regalos bajo el árbol… ¡Pero eso es en enero!
Ahora estamos a las puertas de la Nochebuena (que se celebra mañana, para los más despistados) aunque la navidad llegó ya en noviembre… Quizás sea por eso por lo que muchos detestan estas fiestas. En mi niñez, el árbol se ponía la semana anterior a la nochebuena. Ahora, cambiamos la calabaza de Halloween por el árbol y el nacimiento. Uno ya está harto de pasearse por la ciudad y ver escaparates nevados llenos de luces. ¡Y eso que la navidad en sí acaba de comenzar!
Para mi gusto, a mi modo de pensar… la Navidad comenzó ayer. De mi niñez recuerdo levantarme el día 22 muy temprano para ver cómo depositaban las bolitas del sorteo de navidad en los bombos. ¡Me encantaba! Incluso me pasaba la mañana con décimos y participaciones esparcidos sobre la mesa, atento ante cualquier golpe de suerte. También es cierto que dicho golpe nunca llegó. Hace años que he perdido esa costumbre… al crecer, he optado por dormir más…
Así que mañana, alrededor de los platos de marisco y las bandejas de turrones y mazapanes, celebraremos otra Nochebuena. Quizás austera por la crisis, o lujosa para olvidarnos de ella. Algunos tendrán más regalos y otros menos, pero… el espíritu de la navidad llegará a los hogares, como cada año.
Feliz Navidad.

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