19 de octubre de 2009

Bloqueos

Quizás se debe al agotamiento mental que conlleva la carga de trabajo que llevo sobre los hombros (más bien sobre el bolígrafo). La cuestión es que estos últimos días, a mi apatía generalizada se ha sumado la sequía creativa. Sí, tengo siete proyectos en plena producción… pero ninguno avanza según lo esperado. Cuando me siento a escribir el resultado es decepcionante, me deprimo y dejo de escribir.
Se lo que muchos me diréis y aconsejaréis: céntrate en un proyecto y aparca todo lo demás durante un tiempo. Lo he intentado y es imposible, porque si dejo una historia luego me persigue en sueños hasta que la retomo.
No pude terminar la novela juvenil a tiempo y no la he mandado al premio “Gran Angular” como había anunciado (y como era mi deseo, también) aunque cuando esté perfecta la enviaré igualmente a la editorial SM. Sigo con el drama que me quita el sueño, mi exorcismo personal, con una siempre presente Kate Winslet en mente…
En cuanto al ambicioso proyecto del que ya he hablado, la serie de televisión… ahí sigo, escribiendo los argumentos, caracterizando a los personajes y otorgándoles un pasado. También pienso en trampas de argumento que confundan al espectador, trucos para ocultar la identidad del asesino o para señalar a falsos culpables y, lo más importante, formas de matar a los personajes cuyo destino está sentenciado.
Hay dos títulos en mi mente para esta serie de televisión. A saber: “Gatos Negros” (en muchas escenas importantes señalo la presencia de este animal misterioso, no solo en carne y hueso sino con figuritas de cerámica, dibujos o incluso en la televisión, de fondo). El segundo título que barajo por el momento sería “Blood” (a saber, sangre) que conllevaría más significados que el evidente… y no me preguntéis nada más. ¿Por qué en inglés? Me gusta el inglés. Suena… refinado, ¿verdad? Aparte que “Sangre” no suena demasiado apetecible. Hubo un tercer título, “Puñalada”, con el que titulé los primeros esbozos de la historia… pero me recuerda demasiado a la trilogía Scream (por eso de que la versión cinematográfica de los crímenes se llamaba precisamente así).
En fin, renovando el tintero, creando historias… y siempre bebiendo de la fuente de la creatividad, porque aunque los textos no me llenen por completo en este momento, aunque las palabras que hoy escribo necesiten una revisión y muchísimos cambios, mi mente fluye siempre hacia la imaginación, desbordándose de historias a veces buenas y a veces malas, pero esa es en definitiva la naturaleza de este trabajo mío, de esta pasión.
E incluso el gran Shakespeare tuvo momento de sequía.

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