21 de julio de 2009

Los días que restan…

Durante el día de hoy he estado escribiendo muchas cosas, ninguna historia en realidad, solo palabras sueltas, frases inconexas, fragmentos sin sentido aparente. Sin embargo, leyendo todo este conjunto de palabras, frases y fragmentos como parte de un todo, he podido encontrar la razón de ser de todo ello. Es algo complejo, algo que escapa a mis propias manos.
Intentaba ser creativo, olvidarme de los problemas y las decisiones para rendirme a la única pasión que perdura en mi interior, la escritura. Y tratando de huir de todo ello, como suele suceder siempre, me he encontrado cara a cara con mi dolor, que siempre acecha en cada esquina. ¡Quisiera poder gritar a los cuatro vientos cada verdad! Ser sincero, por una vez en mi vida. En definitiva, ser valiente y enfrentarme a cada monstruo y cada fantasma que se plantan ante mí con formas muy diferentes, que me aprietan las costillas y me impiden respirar el aire puro de la libertad.
Estoy negativo en esta jornada. Solo pienso en lo malo, en lo triste, en lo oscuro. No veo la luz del sol, ni la sonrisa de los amigos, ni la belleza del amor. Solo hay nubarrones negros, pozos de aguas corrompidas, sangre. Esos son los textos que hoy he escrito, en ellos se oculta el espíritu de lo que siento cuando me miro al espejo y veo la cobardía en mis ojos y la mentira en mis labios. Porque finjo ser feliz, sonrío cuando quiero llorar, bailo cuando solo deseo descansar, dormir un largo sueño.
Porque hay algo que me come por dentro, algo que arde en mis entrañas y devora cada partícula de mi cuerpo. Es algo tan bello como terrible. Algo tan intenso que me marea y desequilibra. Algo que no quiero ni puedo nombrar. Algo real. Tangible.
Este verano me las prometía muy felices. Había tomado mi decisión y estaba decidido a llevarla hasta las últimas consecuencias. Y cada día encuentro más y más motivos para hacerlo. Solo muy de vez en cuando pienso en las escasas (aunque poderosas) razones que me retienen aquí y ahora. Ayer pensé en esas razones, me las mostraron dos personas a las que quiero. Y por la noche, incluso en plena oscuridad, pude reír a gusto.
Sin embargo… dos sonrisas no pueden borrar diez llantos.
Estoy negativo, deprimido, agotado y saturado. Cada día es una carga, cada noche una agonía. Sí, todo esto es dramático, es un texto literario, una mentira más… pero bajo cada palabra, tras cada dramática descripción se oculta una verdad incuestionable e innegable. La pregunta está en el aire: ¿Lucharé por mi felicidad o me aferraré a esas pocas y poderosas razones que me retienen?
Mientras busco la respuesta escribo. Escribo palabras sueltas, frases inconexas, fragmentos sin sentido… y los días pasan, imperturbables, la vida avanza y todo, absolutamente todo, se precipita hacia su final.

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