He pensado mucho en mi mala suerte, en esa especie de sombra que me persigue desde hace ya varios años en los que nada me sale bien. He meditado muchísimo en ello, porque lo reconozco, soy bastante supersticioso.
Me gustan mucho todas esas leyendas y mitos que rodean la magia o la brujería (de hecho, en los nuevos proyectos que se están materializando en mi mente y en mi futuro profesional, hay una novelita sobre brujas… bastante diferente, la verdad. Nada de Harry Potter ni cosas fantásticas, sino algo más antropológico e histórico, más natural). Soy un coleccionista de velas, de libros de magia (aunque nunca he realizado hechizos ni conjuros, si bien me apetecía hacer algunos en el ámbito profesional… son demasiado complicados y caros. Mucho ingrediente raro, mucha norma de lunas y horas). Por ello, tal vez, soy más perceptivo en todas estas cosas, la verdad.
Lo cierto es que en mi casa siento una presencia, un algo extraño que me incomoda. Me levanto cansado, no duermo bien, hay extraños ruidos… ya he contado (creo) la historia del fantasma que he visto en el pasillo una noche… Y por ello hoy me he levantado temprano (a pesar de que esta noche, a las 4:30 de la mañana aún estaba despierto) y he empezado a limpiar mi dormitorio. No solo el polvo, o barrer bajo la cama (un misterio cómo es posible que en unos días se forme tal cantidad de “mierda”). También otro tipo de limpieza más kármica, más espiritual… para vencer los fantasmas de la mala suerte y comenzar a ascender en la vida. Lo necesito, porque mi situación mental me agota terriblemente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario