19 de mayo de 2012

Pensamientos del mes de Mayo

Han vuelto las lluvias al paraiso en el que vivimos... Los campos más allá de mi ventana se muestran exuberantes, tapizados por flores amarillas que conjugan el verdor espléndido de la hierba. Y en el horizonte, el bosque cercano parece respirar aliviado al sentir el agua bañando la tierra sobre sus raíces.
Hacía falta la lluvia, adoro a la lluvia... pero en estos días, necesitaba seguir sintiendo sobre mi piel la cálida caricia del ardiente sol.
Porque cuando llueve, pienso...
Hoy me encuentro entre la alegría y la emoción, divagando sobre el significado de mi propia existencia, y haciéndome extrañas preguntas para las que no encuentro respuesta. La vida ha comenzado a girar de nuevo, el mundo vuelve a moverse bajo mis pies... y después de casi dos años en una posición estática y con los ojos cerrados, la belleza del mundo se me antoja tan grande, tan insuperable, que satura mis sentidos.
Los grillos cantan bajo mi ventana mientras el sol consigue filtrar algunos rayos de su luz sobre la tierra húmeda. El día parece estar de acuerdo con mi propia zozobra.
Me encuentro cerca del sueño de todo ser humano... siento un leve cosquilleo, un hormigueo en todo mi cuerpo, que me indica la proximidad de lo posible. Alegría. La cercanía del destino. Miedo.
¿Cuantas veces ha querido el escritor solitario sentir y pensar, y ver y desear? Amar, siendo al menos correspondido... y ahora mismo, al borde de lo que podría ser la felicidad, mi cuerpo se paraliza, mis nervios se desatan, y mi mente se nubla bajo el gris manto de una relidad que desconozco.
Durante años, he buscando la posibilidad de eso que llaman amor, y que nos hacen creer que es nuestra meta última en la vida. Al cuerno la cumbre de una carrera, o el dinero, o la salud. Lo que todos queremos, a lo que todos aspiramos, es a encontrar a nuestra media naranja. Porque han logrado que pensemos que somos media naranja nada más, y que sin la otra media, estamos incompletos y por tanto, alejados irremediablemente de la felicidad...
Pero, ¿y si somos una naranja completa, redonda y perfecta? ¿Y si el cuento de la media naranja no es mas que eso, un simple cuento?
Y si el amor no es mas que una quimera...
Siempre me he considerado un romántico, de esos empalagosos y absurdos que compran ramos de rosas, cajas de bombones, que anhelan una cena romántica a la luz de las velas seguida por una noche de sexo pasional pero cariñoso, lleno de arrumacos, besos y caricias extasiantes... y no obstante, ahora que voy conociendo el mundo adulto, comienzo a sentir descreimiento y una falta de fe considerable.
Cupido, aparta de mi tu flecha.
¿Será que el cinismo del mundo comienza a apoderarse de mi mente? ¿Que en mi alma ya no hay espacio para mas desengaños y frustraciones?
Con toda probabilidad, aquel muro de hielo y piedra que había conseguido construir a mi aldededor en los años mozos, cuando era el objeto de las burlas, el ratón de biblioteca, vuelve a erigirse... y en plena restauración, algo amenaza con destruirlo de nuevo...

Divagando.
Ya lo dije, la lluvia me puede, me posee, y comienzo a girar en una espiral extraña.
Será que, quizás, este miedo que sienta sea lo habitual, lo normal y lo deseable... o que el romance perdido en el tiempo retorna al hogar de mi corazón. Será que vuelvo... a creer...

No hay comentarios: