29 de octubre de 2011

Tintin

Cuando era pequeño, en la escuela, no era un niño demasiado sociable. Quizás por culpa de otros, o por mi propia responsabilidad, por la crueldad de ciertos comentarios, o por el motivo que sea, terminé convirtiéndome en un ratón de biblioteca, siendo ese maravilloso lugar atestado de libros el refugio perfecto para mis ratos libres.
En esos tiempos, rodeado de libros, me aficioné a la lectura. Encontraba entre las páginas de las novelas infantiles y juveniles, amigos y compañeros de viajes insospechados, lugares magníficos, rincones secretos. En mis largas lecturas, vivía aventuras que eran solo mías, que nadie más parecía conocer. Ahí, justo ahí, me enamoré de los libros.
Y ahí, enamorado de las historias y los relatos, encontré a un alma gemela de cabello pelirrojo, cuerpo menudo y una inteligencia y pericia envidiables. Su nombre, Tintin.

No puedo precisar cuántos años tenía el día que me tropecé con uno de sus cómics. Ni siquiera puedo deciros el titulo del mismo... pero recuerdo que me lo llevé prestado de la Biblioteca Pública, que estaba al otro lado de la calle, enfrente al colegio. Recuerdo que, al tomarlo en mis manos, me llamó la atención la portada colorida y el cabello pelirrojo (siempre pelirrojo) del protagonista.
Aquella noche, cuando mi madre me mandó a la cama temprano (pues al día siguiente había clases), fue la primera vez que leí algo bajo las mantas con una linterna. Y no apagué esa linterna, ni cerré los ojos vencido por el sueño, hasta haber leído la última viñeta de aquella aventura.
¡Qué fascinación me causó! Un joven apuesto (y pelirrojo, siempre pelirrojo... o tal vez anaranjado?) y muy inteligente, audaz... y escritor. O periodista. La versión oficial, dice periodista, si mal no recuerdo... Era maravilloso descubrir que el mundo, ancho y lleno de misterios, podía ofrecer tantas aventuras. Y que alguien en apariencia tan joven (yo siempre había creído que era un muchacho de mi edad, que por alguna razón no asistía al colegio) pudiera verse involucrado en toda clase de historias. Y además, era literariamente y dibujadamente, guapo. :P
Huelga decir que, en los días siguientes, me llevaba dos o tres de sus cómics cada día, que los devoraba, y una vez acabé de leer los que había disponibles en la biblioteca, comencé otra vez por el primero.
La pericia del personaje y su impacto, sumado a que yo tenía acceso a muy pocas de sus aventuras, me llevaron a querer leer más historias similares, conocer a otros muchachos valientes y arrojados... y ante la aparente ausencia de ellos... quise ser como él. Un joven aventurero, que plasma en el papel sus propias aventuras. Un joven valiente y audaz que, siguiendo las pistas, llegase a garabatear en un folio de papel una historia coherente y llena de intrigas. En unas pocas palabras: quería ser como Tintin, mi primer héroe, el único de la infancia, en realidad (hasta que apareció Harry a los 13 años, pero esa es otra historia).
¿Es mucho decir que por Tintin me he convertido en escritor? A mi me gusta pensar que ha sido así. Al fin y al cabo, nunca había pensado que yo pudiese escribir nada, o crear nada con mi imaginación, hasta que leí aquel primer cómic. Nunca se me habría ocurrido que un chaval como yo pudiera sentarse y escribir una aventura. Él escribía, yo también. Entonces, podría decirse que él fue inspiración y detonante de mi pasión por la letra escrita. Me gusta.

Ayer (viernes) se estrenó en los cines de toda España su nuevo largometraje, "Las Aventuras de Tintin: El Secreto del Unicornio", orquestada por Spielberg y Jackson, con música de John Williams y actuaciones de Jamie Bell, Daniel Craig o Andy Serkis entre otros. Y ayer, en el día de su estreno, pude verla. No quiero decir nada, porque no quiero decir nada... pero me ha encantado reencontrarme de ese modo con él. Me reí, me asusté un poco, me preocupé y me maravillé una vez más con la astucia y el saber hacer de un personaje que lleva muchos años ahí, oculto en el corazón, pero siempre presente, de algún extraño modo.
Ya se habla de una segunda película. Espero que llegue pronto. Y mientras tanto, este joven que hoy les escribe, seguirá soñándose pelirrojo (siempre pelirrojo), valiente y astuto, mientras empuña su pluma para rubricar las grandes aventuras de otros como él.


P. D: Milú os manda saludos. :)

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