20 de julio de 2011

Retorno desde Hogwarts

Después de una intensa y emotiva semana que ha servido para demostrarle al mundo lo mucho que me gusta Harry Potter (¡alerta permanente! que esto no ha terminado todavía) toca tomar el expreso de Hogwarts y volver a la realidad mundana y a veces triste, que habitualmente me rodea.
Parece que el clima quiera acompañar la melancolía del adiós con la certeza de un verano inexistente y vacío. Los rayos del sol se han vuelto escurridizos y, ocultos entre nubarrones, disfrazan las vacaciones de verano a modo de improvisado invierno y frío otoño.
No me quejo, no me gusta el calor. Pero un rayo de sol, de vez en cuando, se agradece.
El camino a casa ha sido largo... y durante los últimos días, desde que me sentara en mi butaca a disfrutar de la última película de mi idolatrado y querido mago, todo se ha vuelto tan difuso, tan opaco y tan poco... transparente...
De pronto me fallan las palabras, porque veo el mundo tras la batalla, porque veo los campos cubiertos de cadáveres colocados con tal delicadeza, que forman un exquisito mosaico de lo que podría llegar a ser. Y aun en los macabros sueños del escritor me pregunto si en verdad deseo cruzar esos campos, entre cuervos negros y carroñeros, esquivando balas y afiladas dagas que amenazan mi propia supervivencia.
Veo la certeza de un destino tiempo atrás concebido. Siento ya entre mis dedos el tacto afable de lo que está por venir. Tan lejos como cerca, aproximándose con cada pequeño avance de las agujas de un reloj que nunca se detiene. Las hojas del calendario caerán veloces, a veces parecerán ralentizadas, mas el Tiempo avanza imparable y me pregunto...
¿Está mi melancolía relacionada con el final del niño mago? ¿O ha sido el final de Harry Potter la perfecta excusa para comenzar a pensar?
Quisiera mirar las negras agujas del reloj que marca la vida del escritor de alma gris y nublados miembros. Mas el reloj que ansío mirar me espera a lo lejos, alzándose en la ciudad de mis sueños, aguardándome junto a mi propio destino.
Y pienso...

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