22 de julio de 2010

Verde Esperanza

Ni en los mejores sueños, ni en las terribles pesadillas que inspiran e inspiraron al escritor, el hombre palabra y tinta pudo soñar que algo así llegaría a suceder.
Pues en las fibras de su corazón de negra tinta, en la etérea alma de un hombre solitario, en la tierra seca de un desierto olvidado en los albores del tiempo, nació la semilla de la esperanza.

Una esperanza diferente, que nada tenía que ver con cuanto había en su vida hasta aquel momento.

El verdor del esperanzado futuro del escritor comenzaba a teñir las sombras de su vida triste y vacía.
El verdor del esperanzado destino pintaba el camino del escritor.

Verde. Verde esperanza.

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