14 de mayo de 2012

Lobos y Corderos

Una mañana gris de mayo, con el olor a café recién hecho inundando la cocina y un cuenco de cereales esperándome sobre la mesa, me dispuse a desayunar mientras recordaba un sueño muy extraño que había tenido durante la noche...

En aquel sueño, yo era un águila que sobrevolaba un campo lleno de corderos, corderos de blanca lana y caras entristecidas, que pastaban la hierba verde y tierna con fingida tranquilidad, mientras las nubes comenzaban a encapotar el cielo.
Llegado cierto momento, uno de los corderos más alejados del grupo comenzó a moverse de modo extraño. La lana blanca se derramaba por su cuerpo, su rostro triste crecía y se expandía, el morro sobresaliendo... y las fauces de un lobo asomando. ¡Un lobo con piel de cordero!
Como águila, me importaba poco el fatal destino de aquellos lindos corderitos, a merced de la violencia del cazador. Sin embargo, descendí mi vuelo para acercarme más y poder ver mejor lo que allí acontecía. Los corderos permanecían tranquilos, ajenos al lobo que había aparecido de la nada...
De pronto, todos los corderos comenzaron a temblar, y el mullido campo de lana comenzó a derramarse sobre la hierba, y allí donde antes había un montón de corderos, no quedaron más que una manada de lobos hambrientos, que se miraban los unos a los otros confusos.
Abrian sus fauces, mostraban sus afiladas dentaduras, y pronto comenzaron a luchar entre ellos.
Entonces, caí al suelo, sin posibilidad de volar... porque ya no era un águila, sino un cordero, uno de verdad, cuya lana no se desprendía y cuyos dientes no eran afilados ni letales... Comencé a temblar, sabiéndome condenado entre aquel montón de lobos... pero ninguno parecía darse cuenta del corderito caído del cielo que lentamente, se alejaba de sus furiosas y absurdas luchas.
Cuando me desperté, el cordero estaba muy alejado de los lobos, y los lobos comenzaban a devorarse los unos a los otros, estúpidos ellos.

Lobos, lobos con piel de cordero, que no dejan de ser eso, lobos.

No hay comentarios: