20 de noviembre de 2011

Un lecho de rojas rosas

No es hoy un día diferente a cualquier otro... ¿Por qué habría de serlo, si en verdad las cosas no parecen diferenciarse, si las horas avanzan al mismo ritmo, si por la mañana amanece y al atardecer se pondrá el sol?
Es un día más, de un año que continúa sin detenerse... y no obstante, algo en el sol de esta mañana, en el calor de sus rayos que me acarician el rostro en el jardín de césped húmedo de rocío, me transporta más allá de cualquier igualdad o diferencia, y me arrastra en sueños vívidos hasta donde tú estás.
Porque hoy es un día como cualquier otro, y no por ello deja de ser un día completamente diferente. Por alguna razón que no puedo ni quiero decir, por algo que yo se, como tú lo sabes... es un día especial. Quizás. Posiblemente.
Las cosas nunca suceden según lo planeado, y cuando existe un plan, todo tiende a torcerse para mejor (o peor). Es cierto que en los planes del destino nada es definitivo, todo puede cambiar a la mínima... y aún así, confiamos y nos entregamos a los sueños más tiernos. Un lecho, una compañía, piel con piel y besos eternos.
Nunca había entrado en mis planes enamorarme de ti, y, sin embargo, mírame aquí, añorándote y deseándote, pensando en ti a cada segundo, soñando contigo...
Alguien dijo que el tiempo que quisiera pasar contigo no se puede medir. Es cierto. Aún cuando no te tengo, cuando no eres parte de lo que yo soy, ni formas parte ya del mundo físico de mi realidad. Estas aquí, sin duda, como la brisa invisible o el humo que se difumina entre la niebla de una mañana fría. El recuerdo de tu sonrisa me relaja por la noche, el sonido claro de tu voz me despierta en la mañana... solo para descubrir que no es tu voz la que me habla, porque en mi cama tan solo queda el silencio de aquello que ha sido, de lo que nunca llegó a ser... y despierto de los sueños para hundirme de nuevo en ellos.
Me pregunto si alguien ha amado con la intensidad con la que yo amo. Si alguien llegará a amarme de este modo irracional.

Un ramo de rosas rojas he guardado para ti en un rincón oscuro y profundo de mi corazón rojo. Roja la sangre de las lágrimas que por ti he derramado. Rojo.
Recuerdas, te prometí un ramo de rosas, que algún día llegaré a darte. Sin duda alguna, así será. Aunque en ese futuro esquivo e imposible de adivinar tan solo seamos dos conocidos que se reencuentran, dos antiguos amigos que apenas se recuerdan, dos personas diferentes en un tiempo diferente.
Que no te quepa la menor duda de que esas rosas existen por y para ti. Son rosas sin espinas, pues las espinas se han ido clavando lentamente en mi alma, mortificada y trémula al recordar que te amo y siempre te amaré. ¿Eres el amor de mi vida? Tal vez lo seas... y eso es hermoso, pero al mismo tiempo es terrible, pues el amor de mi vida, de serlo, será un amor difícil, imposible incluso... Imagínate el dolor de amar a alguien que nunca llegará a amarte del mismo modo. Imagínate querer a alguien que no te quiere.

Hoy es un día especial. Quizás tu puedas saber el por qué. Es un día especial para ti, es un día especial para mi. Gracias.

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