7 de septiembre de 2011

Relatos con Misterio - Archivos Secretos 003

NOTA SOBRE LOS ARCHIVOS: Los cuatro breves relatos que comparto en esta ocasión fueron creados para un proyecto radiofónico que no llegó a materializarse. Eran textos destinados a un juego en el cual los oyentes debían averiguar el misterio de cada una de esas historias, la explicación de lo que había sucedido en cada situación de las mencionadas. He decidido publicar los cuatro relatos, sin las soluciones, como un pequeño juego... incompleto. ¿Os atrevéis a seguir las pistas y aventurar las cuatro soluciones a la pregunta ¿Qué pasó? 


~        LA CARTA:

Apareció de la nada, todo un misterio… No había remitente en el sobre, tampoco firma en la carta. Ana leyó la fecha, que indicaba que aquellas palabras habían sido escritas el día anterior. Era una carta de amor. En el buzón había encontrado aquel pequeño sobre blanco con su dirección escrita en una caligrafía desordenada y trémula. No encontró nada más, ni siquiera folletos de publicidad o facturas. Tan solo aquella misteriosa carta. No tardó en averiguar que su escritor la había entregado personalmente. No tenía que ser extraordinariamente inteligente para descubrirlo.

~        EL INTRUSO:

Cuando escuchó ruidos en el piso inferior, Laura supo que había un intruso en la casa. Vivía sola y no tenía mascotas. Acostada en la cama, aterrada, escuchaba los pasos de alguien que no se molestaba en pasar desapercibido. Laura buscó con la mirada un escondite. Estaba muy asustada, cuando se fijó en el armario. Salió de la cama pisando la gran alfombra que cubría todo el suelo, tiró de la puerta del armario empotrado con fuerza y se escondió. Pocos segundos después, el intruso accedió al dormitorio. No era un ladrón, sino un perturbado, un loco asesino armado con un cuchillo de carnicero. “¿Dónde estás?”, preguntó con maldad, sonriendo y girando sobre sí mismo. Apenas termino su rápida inspección al dormitorio, el intruso abrió la puerta del armario y encontró, aterrada, a Laura.

~        EL ESCRITOR:

El escritor tomó asiento frente a una hoja de papel en blanco. Aquella mañana se levantó de la cama lleno de inspiración y debía aprovecharla. Tomó del lapicero el único bolígrafo que había, preguntándose dónde habría metido todos los demás bolígrafos, los lápices, etc. y se preparó para dejar volar la mano sobre el papel, derramando la tinta, creando una historia. Suspiró. Apenas había garabateado la primera palabra se detuvo. No podía hacerlo. Era imposible. No pudo escribir nada.

~        LA PRESA:

El conejito blanco abandonó su madriguera en busca de alimento. El bosque estaba muy tranquilo, pero el conejo permanecía muy atento a cualquier ruido o movimiento, porque uno nunca sabe cuándo puede encontrarse con algún carnívoro hambriento. Se alejó de la entrada de su madriguera con pequeños brincos y no se detuvo hasta que no escuchó aquel inquietante sonido. Una rama se había quebrado muy cerca bajo el peso de algún animal. El conejo se sintió acechado y busco desesperado algún escondite, pero no encontró ninguno. El depredador rugía al sentir cerca su presa. Avanzaba veloz hacia el conejo, abriendo las fauces llenas de colmillos. Un sonido seco retumbó en la quietud del bosque ahuyentando a algunos pájaros de las ramas cercanas. El depredador había desaparecido, pero conejo blanco ya estaba muerto.

No hay comentarios: